A partir de la semana 34 de embarazo, se recomienda utilizar esta técnica para elastificar la musculatura perineal y así disminuir el riesgo de episiotomía y desgarro.

El masaje perineal es realiza a nivel externo, en la zona del perineo (vulva y alrededores), y a nivel interno, a la entrada de la vagina. Para el masaje externo Es Recomienda utilizar 1 aceite de calidad (por ejemplo, de rosa mosqueta), y por el interno 1 lubricante de base acuosa (lubricante vaginal hidrosoluble). Se lo puede realizar uno mismo, pero siempre es más aconsejable que te lo haga tu pareja o un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico.

Aconsejo hacer el masaje con movimientos en «media luna» y aplicando presión en ciertos puntos. Para realizarlo de forma más fácil y comprensible para la embarazada, nos imaginaremos que la abertura vaginal es como un reloj y haremos movimientos en ciertas horas, como los 3, 6 y las 9.

Es importante tener en cuenta que el masaje perineal nunca debe de doler o generar molestia. Debe realizarse con movimientos lentos, aplicando presión al tejido y estirando de manera suave. Se empezará  a realizar siempre con un solo dedo y si no resulta doloroso, se podrá hacer progresivamente con 2 dedos más adelante. A medida que se vaya realizando el masaje, cada vez se notará más que el tejido gana elasticidad. El objetivo es conseguir que la zona vulvar llegue al día del parto sin edema, que haya una buena circulación y que los músculos del suelo pélvico se muestren distensibles.

Es importante tener en cuenta que, aunque realizamos el masaje perineal, no nos asegura que en el momento del parto no nos tengan que aplicar una episiotomía o se produzca un desgarro vaginal. Esto dependerá del equipo médico que atienda al parto, y de otras cuestiones que a veces no se poden prevenir ni controlar.

Lo que sí podemos asegurar es que el masaje perineal en sí, es beneficioso. No sólo para intentar evitar una lesión perineal, sino que también hará que la zona esté más saludable y descongestionada, ayudando a evitar a los incómodos síntomas de pesadez o congestión vulvar que se pueden dar sobretodo en el último trimestre del embarazo.

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