El diafragma es una estructura clave para el buen funcionamiento del suelo pélvico.
El diafragma torácico es el principal músculo respiratorio encargado de la inspiración.
Tiene forma de cúpula o paraguas y divide el tronco en dos cavidades:
Cavidad torácica: Contiene el corazón y los pulmones.
Cavidad abdominal: Contiene estómago, hígado, vesícula biliar, bazo, páncreas, intestinos, riñones, vejiga, útero, ovarios y vagina.
Cuando el diafragma se contrae durante la inspiración, desciende, aumentando el espacio en la cavidad torácica para que se expandan los pulmones y disminuyendo el espacio en la cavidad abdominal.
Para entender la relación que tiene el buen funcionamiento del diafragma con el suelo pélvico, se compara la cavidad abdominal con un globo lleno de agua o aire.
Este globo que representa el abdomen está delimitado en su parte superior por el diafragma torácico, en su contorno por la musculatura abdominal y lumbar y en su parte inferior por el suelo pélvico.
Cuando se aprieta un globo, éste cambia de forma sin que cambie el volumen de aire/agua en su interior. Debido a que el volumen de agua/aire se concentrará en un espacio más pequeño, habrá un aumento de presión. Esto sucede por igual en el abdomen.
Si el diafragma se contrae o está demasiado tenso, descenderá, empujando hacia abajo la pared superior de este globo, aumentando la presión intraabdominal.
Si este aumento de presión se prolonga en el tiempo puede afectar al buen funcionamiento de los músculos que delimitan esta cavidad (musculatura abdominal y lumbar y por supuesto el suelo pélvico)
Es sumamente importante que ante cualquier disfunción del suelo pélvico se libere el diafragma para que haya un buen reparto de las presiones intraabdominales.